Por temor a la motosierra de Gerardo nos propusimos demostrar que en la MAK dejamos bien atrás la época de la militancia religiosa. Este post hablaría de la seguidilla de errores del gobierno nacional, de su giro a la derecha, de su sordera preelectoral transformada por la derrota en un oido de tísico que escucha mas de lo que se dice y una larga lista de mesuradas opiniones mas, que nos abrirían la puerta grande a la blogosfera de Tigre.
Pero en el ínterin ELLA reapareció, espléndida, liviana, enérgica, mezcla deliciosa de Canela y Charles De Gaulle. Y, por si fuera poco, en la MAK seguimos sin poder olvidar nuestra debilidad por las calzas. Así que nuestro post agnóstico se fue evaporando dejándonos este, sobriamente critico, sobre un punto insignificante de gobierno que aún no tiene existencia real.
Casí una confesión de partes. Seguimos en la etapa religiosa, muy religiosa, seguímos enamorados. "Lo que de sus labios salga yo repetiré, lo que ella miré yo adoraré, lo que ella sueñe yo procuraré".
Vuela entonces este post sobre Fintech, crítica menor que nos permite nuestra religión.
Es difícil de exagerar la importancia de una empresa como Telecom. Tiene prácticamente un monopolio de hecho, construido por su génesis en un monopolio de derecho, en telefonía básica e internet en la mitad norte del país y de la CABA. Ademas tiene algo como un 30% del mercado nacional de telefonía celular, mercado de competencia reducida por no llamarlo acartelado. Este último, un mercado que por sus características de producto y la estrategia comercial acordada entre partes es un gran importador nato, un gran consumidor de preciados dólares. Si la estrategia de este cartel no se basase en subsidiar equipos (bichos 100% importados o, mejor dicho, 105% importados si sumamos el sobrecosto por desarmarlo en origen y así poder rearmarlos en Tierra del Fuego) las empresas podrían competir con mejores tarifas y el usuario tendría un incentivo menos para cambiar cada 6 meses de equipo. Hoy el cambio de equipo no le cuesta casi nada al usuario, pero al país esa lógica de usar y tirar un insumo importado le resta dólares para otros destinos. Antes de prohibir por completo los smartphones convendría al menos impedir que las empresas incentiven su obsolescencia precoz como única herramienta de competencia.
Una empresa con la posición de Telecom no se vende bobamente al mejor postor, ni aquí ni en ningún país del mundo. No lo hizo el estado argentino cuando era dueño de ese activo, no lo permitiría el estado francés aunque no fuera su dueño. Porque la propiedad de las acciones no es el único interés en juego en una transacción de esta importancia (dilema que en italiano se lo llama "
Stakeholders Vs Shareholders capitalism"). Y los gobiernos están para alinear los intereses en juego, no solo los de los accionistas, en especial cuando se mueven piezas de importancia estratégica que afectan industrias por venir.
Cuando Telecom Italia y Telefonica acuerdan un aumento de participación de esta última en aquella, conocían las reglas que incumplirían en Argentina. Posiblemente conociendo que allí existía un gobierno totalitario en manos de una mujer desquiciada, los analistas deben haber penalizado la tenencia en Telecom Argentina estimando que perderían ese valor, sino en su totalidad al menos en gran parte. Jamás en su sano juicio un analista en Madrid podría pensar que rompiendo una condición exigida para mantener su participación en Telecom Argentina, podrían sencillamente vender su parte al mejor postor, sin restricción alguna en la preselección de este. Eso no ocurriría ni en España.
Cuando el estado argentino vendió ENTel no lo hizo sencillamente al mejor postor, porque entendió que había en juego otros intereses tan importantes que los suyos como accionista. Dejó de percibir mayor ingresos en el momento de la venta pero obtuvo mejores condiciones, según el mejor saber y entender de la época, para el desarrollo del país. Exigió que hubiese dos empresas, que cada oferente sea un consorcio conformado por un operador extranjero con experiencia, una empresa local con respaldo y que la compra incluyera una cantidad importante de bonos. Podemos no estar de acuerdo con esas condiciones y considerar nulo su impacto real en nuestro desarrollo, pero nadie dudó en que el camino no era una simple oferta al mejor postor.
Alguno años antes, cuando los radicales intentaban primerear al peronismo en esto de ser Menemistas, Rodolfo Terragno dijo "los socios no se licitan, se eligen", explicando porqué elegía a Scandinavian Airlines de socio para AA, sin pasar por una licitación pública. Nada mas cierto. Un país no licita sus socios, los elige o al menos los preselecciona.
Los accionistas de una gran empresa son, de algún modo, socios de la argentina (al menos cuando no son sus amos).
Por otro lado, cada empresa que lucra en un mercado no perfecto, obtiene una renta extraordinaria, inmerecida. Es un "socio privilegiado", quizás inevitable, pero por eso debe ser elegido, no entregado al mejor postor.
Porqué aceptarle a Telefonica y Telecom Italia, que tomaron voluntariamente la decisión de salir de este acuerdo (al incrementar una su tenencia en la otra), vender al mejor postor sin ninguna participación de la comunidad, sin ningún condicionamiento de la comunidad, ese enjambre de terceros interesados? Solo para que los accionistas maximicen su ingreso? Para que la decisión que tomaron inconsulta no les cause ningún percance patrimonial?
Aquí no se trata de una iniciativa del estado, como lo fue la expropiación de YPF o un cambio en la ley como ocurrió con la regulación de medios audiovisuales, se trata simplemente de la decisión de una de las partes del acuerdo, una iniciativa privada, que en la defensa de sus intereses globales decide dejar de cumplir una de las condiciones mas severas que le imponía su acuerdo inicial con la Argentina. Porqué creer que debemos cuidarlos de no padecer ninguna merma patrimonial, merma seguramente contemplada por ellos al tomar la decisión? (Vender al mejor postor es transformar un patrimonio físico a uno liquido, sin perdida ya que recibe el precio de mercado, el mejor precio que el mercado mundial sin restricción alguna acepta pagar). Que lo hace acreedor a semejante privilegio? Que ganamos todos nosotros con esa decisión?
Es Fintech el operador mas útil a nuestros intereses como país? Nos es acaso irrelevante?
Yo creo que la respuesta es no a ambas preguntas.
El estado argentino no es ducho en controlar empresas, en orientar, con reglas e inspecciones periódicas, su rumbo para que medianamente se enmarque en los intereses nacionales. Porqué nos mejoraría que Telecom sea propiedad de un fondo de inversiones extranjero (muchos dineros de señores totalmente desconocidos, manejados por un señor poco conocido y que tributan en el extranjero), un Fondo ademas que ha tenido inversiones hasta hoy en sectores con muchos intereses cruzados con las redes telefónicas (sabremos si los ha dejado de tener?).
Los negocios que surjan por la tenencia de Telecom, por el conocimiento de su management, por las oportunidades que su dirección logra detectar fuera de la Argentina, colgarán seguramente de una empresa extranjera. Y como su cúspide fiscal está en el extranjero, nunca lo sabremos y nunca cobraremos por ellos.
Qué otros negocios tienen los accionistas de Fintech? Desconociendo sus dueños, desconocemos sus negocios, sus intereses. Tienen algún negocio en el que Telecom pueda "exportar" su fuerte posición dominante, llevándoles así una ventaja competitiva nueva a otro sector?
Por qué no exigir que sea una empresa nacional, de otro rubro completamente distinto, con accionistas individuales y conocidos, que tributen localmente? Con fuertes intereses en argentina? Telecom no necesita know how para ser gestionada, la gestiona su gerencia desde hace años, su nuevo accionista solo le marcará el rumbo estratégico de tipo financiero, de adquisiciones, de estrategia internacional, etc… El servicio de ninguna viuda está en peligro.
Porqué no pensar si no sería mejor para el país que fuera Arcor quien comprara Telecom y no el ex dueño, rodeado de sombras, de cablevisión?
Incluso por qué no pensar que sea el Estado quien compre Telecom? Para que el Estado tuviese un pie en esa industria, que le dé conocimiento y capacidad de orientar ese sector. En especial cuando se trata de una oportunidad que aparece sin costo político, sin necesidad de abrir un frente nuevo, de una batalla internacional. Es una oportunidad que se da por voluntad del otro. Ningun país objetaría que la Argentina ponga precondiciones al candidato oferente.
No podría el Estado dividir Telecom en fija y celular? Mejorando ademas el perfil competitivo de esos sectores. Una telefónica fija que no fuese dueña de una celular sin duda le daría una agresividad a la propuesta de telefonía fija que este sector perdió hace 10 años. Quien quiere tentar clientes en telefonía fija donde las tarifas son bajas y reguladas cuando puede hacerlo en el mercado celular donde los clientes son esquilmados periódicamente y aturdidos con ofertas incomprensibles y cargos inauditables? Una empresa que solo lucre con la telefonía fija, se vería compelida a competir con desesperación.
Fintech puede parecer hoy una gran jugada, un aliado que juega momentáneamente bien, con un compromiso "de amigo" en comportarse correctamente por una decada. Un poco al estilo de la estrategia Eskenazi. Pero con todos los intereses desalineados con el país y en cambio con todo para impedir ser controlado. Sería una lastima que en pocos años debamos desandar esta movida pegando un salto costoso.
Hoy existe la oportunidad de ir por mas con muy poco.
No nos dejemos llevar por la razón del mejor postor, que es una razón que no aplicaría ningún gobierno en un caso así. Es la razón del accionista que considera que su derecho es el único derecho en juego.
Es el accionista (Shareholder) y sus comunicadores que intentan ocultar el debate actual entre capitalismo de accionistas y capitalismo de interesados (Stakeholders), imponiendo como natural la supremacía del interés del accionista por encima del de cualquier otro, incluso del de todos.
(*) En la foto vemos a un ecuánime Nagus en su traje de licitador público, eligiendo según la lógica del mejor impostor. Quienes tengan pantalla grande podrán ver, fuera de cuadro, el dedo de Franco, nuestro Trosco Kirchnerista con lo justo, bien levantado haciendose adjudicar Telecom.