Grupo de autoayuda para quienes padecen ciertas molestias ante
comentarios Anti-K, o incluso descubren alguna tolerancia al peronismo.

Próxima Gran Cena de la MAK el jueves 29 de octubre 2015




Preocupado por los resultados electorales y el éxodo masivo hacia el Vaticano, último reducto donde gobierna un peronista y no existe la erosión electoral, nuestro Maestro de Luz Elbosnio, el Sri Sri Ravi Shankar del kirchnerismo de salón, dio curso a la Secretaría de Guateques, Cuchufletas y Cachondeos (la ya legendaria SeGuCuCach, por sus siglas en inglés) liderada por Nagus el Magnífico para que organice la próxima Gran Cena de la MAK el jueves 29 de octubre, en honor a la Beata María Restituta Kafka (SIC), virgen cuya vida ejemplar lo iluminó en la suya.

En lugar de servilletas se distribuirán carilinas y se dedicará la primera media hora a señalar culpables: La Cámpora, los candidatos, la falta de diálogo, la falta de huevos, la clase media que no entiende nada, la gente que es lo peor, Carta Abierta, la MAK, el vecino de enfrente que pone cumbia todo el día, los troskos, Barone, los tostados con mayonesa, los que hacen judo en la sala de arriba o lo que juzguemos útil de agregar a la lista.

Luego, junto a nuestra Gerencia de Legales, analizaremos los pro y los contra institucionales de anular las elecciones por DNU, reformar la Constitución y seguir con CFK o llamar a degüello de opositores.

El lugar es el habitual, el ya legendario Salón Dorado Horacito Rodríguez Larreta del Círculo Salvavidas, ubicado en Cabello 3958, barrio carenciado de Palermo, a las 20:00.

Como la inflación es un invento de los medios se seguirá pagando una entrada única de $60, lo que dará opción a empanadas frozen (y tal vez más de una), vino de ferretería y gaseosa tibia a granel.

Quienes dispongan de recursos que no hayan sido mejicaneados por la GestAFIP, podrán negociar directamente con el Círculo Salvavidas el plato Súper De Luxe Primera Especial, como milanesa, pechuga, ensalada y demás manjares.

Por razones de seguridad nos vemos en la obligación de mantener el santo y seña: "¡Qué desmejorado que está Elbosnio!". El Fino Palacios en persona lo exigirá en la entrada.


Foto: El General llega al Vaticano para negociar los salvoconductos hacia el último reducto donde gobierna un peronista (el llamado a Alicia fue infructuoso, los centros de refugiados de Santa Cruz ya no dan abasto).

Cortesía Fundación Led para el Desarrollo de la Fundación Led.
 

El león de Madagascar



Columna publicada en Nueva Ciudad.




Hace un año escribí en esta misma columna: “Macri es dueño de sus votos. Conoce a su electorado, sabe cómo hablarle, tiene un liderazgo indiscutido en su partido (…) No es seguro que esto alcance fuera de la General Paz, pero hoy está claro que es el dueño político de la Ciudad de Buenos Aires.”

A grandes rasgos, esa impresión no ha cambiado, Macri sigue siendo el dueño de la CABA, donde logró la continuidad política del PRO imponiendo la candidatura de su delfín Rodríguez Larreta por sobre la más incontrolable Michetti. La victoria estrecha, lejos de los márgenes confortables de la última elección, puede haberlo afectado políticamente aunque no impuso, al menos por ahora, un rival que lo pueda inquietar (el challenger Lousteau parece haber desaparecido del distrito).

De la misma forma, aquella duda sobre las virtudes del PRO y su líder fuera de la General Paz también persisten: la ausencia de victorias propias e incluso de candidaturas en las provincias y la ajustada victoria en su propio territorio aumentan la incertidumbre sobre su liderazgo nacional.

Pero lo más grave para la campaña del PRO no fue ese cuadro de situación ni la remontada de Massa en las encuestas sino la crisis autogenerada del affaire Niembro: el PRO tardó más de dos semanas en encontrar una respuesta, dejando a sus candidatos a merced de los medios como liebres encandiladas. El derrumbe de Macri frente a una campaña mediática no particularmente agresiva y comparable a tantas otras padecidas por el oficialismo fue asombroso.

Creo que la explicación tiene que ver con el enfrentamiento de Clarín con el gobierno. Desde hace más de ocho años, concluido el famoso gobierno de la opinión pública que tanto entusiasmaba al ex jefe de gabinete Alberto Fernández, el oficialismo ha aprendido a caminar sobre las brasas de los medios y a lidiar con acusaciones constantes y sospechas permanentes. El objetivo del gobierno ha sido evitar como el ébola la impresión de perder el control de la agenda política y para eso contó con stoppers, como Aníbal Fernández (o como lo fue Carlos Corach en la época de Menem). Por el contrario, esos mismos medios habituaron a los políticos opositores a un trato “entre algodones”, por el cual el entrevistador daba la impresión de ser un teleprompter, y el entrevistado, un periodista más. Esa especie de paraíso artificial derivó en un mal casi pandémico: el síndrome del león de Madagascar, la célebre película de animación de DreamWorks.

Alex, el león de la película, nació en África pero fue criado en cautiverio en el zoológico de Nueva York, donde se convirtió en una estrella adorada por el público. Un día, siguiendo a sus amigos de cautiverio, decide volver a su reserva natal en la que debe enfrentar a otro león. Lo hace con entusiasmo, convencido de que la pelea es otro show más que ganará fácilmente gracias a sus dotes de bailarín. La realidad es más impiadosa y Alex, noqueado ante el primer golpe, es expulsado de la reserva.

Como el león de Madagascar, muchos políticos opositores creyeron que el show era la vida real. Pensaron que la empatía con los medios surgía de un talento propio y no de una decisión estratégica de esos mismos medios. Por eso, los candidatos opositores no cuentan con stoppers sino con enlaces, funcionarios con buena relación con los medios, que aportan información a sus investigaciones y las llevan luego con entusiasmo a los tribunales o al Congreso.

El síndrome Álex es, como el Bobismo y otras calamidades, el corolario de una de las decisiones opositoras más catastróficas: la adopción de la agenda mediática como propia.

Esperamos que el tan promocionado fin de ciclo sea el final de la oposición a lo Álex, y nos devuelva a la discusión de una agenda política que espera y requiere debate.


Foto: en el cuartel general del PRO Mauricio Macri practica frente a la cámara de Durán Barba (gentileza Fundación LED para el Desarrollo de la Fundación LED).
 

La corrupción y los 90



Columna publicada en Nueva Ciudad.


“Declaro a la corrupción delito de traición a la Patria” 
 Carlos Menem, discurso de asunción / 1989 

"La corrupción mantiene atrasados a los países" 
Banco Mundial / 2004

Cada vez que hablamos de la década de los 90, inevitablemente hablamos de corrupción. No que antes no existiera, pero los años menemistas parecen ser la quintaesencia de la corrupción, un metro patrón que se usa para calibrar a los otros gobiernos. Para algunos opositores, por ejemplo, el de CFK sería igual o incluso “más corrupto que el de Menem”. Por otro lado, nos resulta casi imposible separar la corrupción de las sospechas de corrupción, de ahí que cada acusación nos parezca un hecho probado.

Es por eso que la década de los 90 no suele analizarse desde la política sino desde lo delictivo o incluso desde lo moral. Así como existe una visión que reduce la última dictadura a una horda de militares sanguinarios que nos invadió, como la Wehrmacht invadió Francia, existe una explicación que limita los 90 a las tropelías de una banda de delincuentes que actuó por lucro. Ambas visiones eluden lo fundamental: la puesta en marcha de un proyecto político coherente, apoyado por empresas, medios y organismos financieros internacionales.

Además, cuando hablamos de corrupción solemos hablar de la más elemental y en el fondo la más inofensiva: la valija de billetes que se entrega a cambio de un favor preciso. Por el contrario, la corrupción más peligrosa para una democracia suele ser legal. Los incentivos, positivos o negativos, que por fuera de nuestros votos reciben nuestros gobernantes son efectivamente gigantescos. La amenaza de incendiar el país, la presión de los medios, la influencia de los organismos internacionales y de los fondos de inversión no requieren de coimas para ser efectivas. Un presidente electo es incentivado hacia un lado o hacia otro, más allá de lo que él considere bueno para sus representados. Para eso sirve, entre otras cosas, la hegemonía.

Lo que recibió Menem fue un paquete cerrado que le aportaba un programa político coherente, un “relato” exitoso (al menos en ese momento), recursos generosos, apoyo de los medios, equipos aceitados (la Mediterránea, el CEMA…), empresas entusiastas y organismos internacionales eufóricos. El proyecto se benefició con la idea del Estado elefantiásico e ineficiente que los medios habían impulsado durante años y, sobre todo, con el miedo de las mayorías luego del feroz disciplinamiento social de la dictadura y de la reciente hiperinflación. La corrupción fue instrumental, sirvió para atenuar las últimas resistencias al plan, no fue el plan.

No sabemos si Cavallo, por ejemplo, impulsó las AFJP por virtuosa convicción o por haber sido sobornado por la Asociación de Bancos de la Argentina, pero sí sabemos que el resultado fue la quiebra del Estado. Y eso es lo que tiene relevancia política, la eventual coima sólo agregaría un delito personal a una decisión política catastrófica.

Creer que Menem apoyó esas políticas por el desenfreno millonario de la pizza con champagne es una idea tan tentadora como la de los militares sanguinarios, e igualmente falsa. Los incentivos que cuentan fueron otros. Sin ir más lejos, De la Rúa aceptó inmolarse y dejar un país en llamas por defender las mismas políticas y lo hizo sin Ferrari ni pista de Anillaco.

La crítica a la corrupción política suele ser una crítica política disfrazada, como el desopilante ranking de transparencia del Fondo Monetario Internacional, liderado en nuestra región por Chile mientras que la Argentina se ubica en el pelotón de cola, sólo superada en opacidad por Venezuela y Cuba. Para ese mismo ranking, la Argentina menemista era, qué duda cabe, más transparente que la Argentina kirchnerista.

La crítica a la corrupción suele también funcionar como taparrabos de quienes apoyaron las políticas pero no quieren hacerse cargo de sus resultados. Ocurre que, a diferencia de lo que opina candorosamente el Banco Mundial, lo que mantiene atrasados a los países no es la corrupción (de hecho, Europa creció durante décadas a la par de constantes denuncias de corrupción).
Lo que mantiene atrasados a los países son las políticas erradas, como las que el Banco Mundial y otros organismos, fundaciones y ONGs apoyan con pasión de Torquemada.



Foto: desempleados ilusionados con la llegada de un presidente que no sea sospechado por corrupción y no ande en Ferrari (cortesía Fundación LED para el Desarrollo de la Fundación LED).

 

Así fue la Gran Cena de la MAK (Sebastián Etchemendy)





Preocupado por el robo de urnas para llenarlas de boletas y el fraude masivo para cambiarlas, nuestro Maestro de Luz Elbosnio, el Sri Sri Ravi Shankar del kirchnerismo de salón, dio curso a la Secretaría de Guateques, Cachondeos y Pechito con pechito (la ya legendaria SeGuCachPechConPech, por sus siglas en inglés) liderada por Nagus el Magnífico para que organice una Gran Cena de la MAK el miércoles 9 de septiembre, en honor a San Gorgonio de Roma, mártir cuya vida ejemplar lo iluminó en la suya.

Cansados de los monólogos de nuestro Maestro de Luz casi tanto como de sus tiradores decidimos invitar al amigo Sebastián Etchemendy, Subsecretario de Coordinación de Políticas del Ministerio de Trabajo (casi no entra en la tarjeta, vea), que asombrosamente aceptó la invitación.

Sentimos, eso sí, la ausencia de Graciana y Mariana Moyano, nuestras Hadas Madrinas, y de Mabel, líder de la Rama Femenina. Pero Lauravi y las reaparecidas Pat Malanca, Miunicoheredero y Pura Magia alegraron la noche junto a Las Pornógrafas y Diegohc.

Luego de leer escrupulosamente el Orden del Día que estableció la imperiosa necesidad de contar con uno y definir de manera fehaciente el número de fin de ciclo kirchnerista de la semana (“Doy fe que es el Nº 17.687” anunció la doctora María Amelia, escribana de la MAK, aunque, aclaró, “sin proyectar indecisos”), dimos curso a nuestra habitual charla horizontal, participativa y horizontal, como pide la gente.

Sin el General nadie propuso fusilar a los tibios, ni siquiera el amigo Canilla, lo que generó la incómoda sensación de estar en una reunión Tupperware o, peor, en un plenario de la UCR. Por suerte también volvieron el Tachero y la Princesita K, los Hart del kirchnerismo de salón, para poner un poco de orden.

Nuestro Maestro de Luz explicó que “éramos unos nabos por no hacer lo que hace Brasil y ahora somos unos nabos por juntarnos con Brasil. En síntesis, somos unos nabos”.

El amigo Niqueco lanzó un novedoso concepto: el sciolista de clóset. Siendo sciolistas de la primera hora no entendimos a qué se refería el conocido entrevistador de caceroleros.

Aproveché para hablar de caceroleros tropicales y de la muy comentada columna sobre los indignados de Copacabana (no sólo la leí yo, también la leyó mi mamá, o al menos eso dijo).

Nuestro Maestro comentó que “a Dilma se le agrandan los enanos”, a lo que una compañera agregó que “no tiene a La Cámpora” (¿sería La Getúlio?) y el amigo Osky acotó que no le perdonan el pecado original, la política económica, y concluyó dando un golpe de casco de moto sobre la mesa que es un error sacar a un ministro por dos tapas de diarios.

“Hay que separar corrupción con denuncias de corrupción. Ser sensible a las denuncias de corrupción es darle poder de veto al que tiene los medios, es decir la fábrica de esas denuncias.” Quedé un poco consternado porque con esas palabras nuestro Maestro plagió una columna que yo todavía no había escrito.

Fue en ese momento que, ante la presión descontrolada de sus fans que le tiraban besitos desde la vereda, el Inye lanzó su ya legendaria Crónica de la Rosca Bonaerense.

Nuestro Hombre en la Plata mencionó una encuesta de Rouvier que sitúa a Aníbal y Mariú en el mismo punto. El amigo Yomal acotó que varios encuestadores la sitúan alrededor de 30 puntos.

“Para que se dé la victoria de Mariú, tendría que haber un 5% de corte de boleta a Scioli, lo que no suele ocurrir en la Provincia. El caso de Ruckauf, que le ganó a Fernández Meijide cuando la Alianza ganó las generales fue porque arregló con la UCD”, explicó el Inye.

Luego, se lanzó en una de sus obsesiones, el radicalismo: “Fredi Storani consideraba que el acuerdo Ricardito - De Narváez era contranatura y hoy apoya a Macri, es la eterna coherencia radical”.

Osky mencionó con algarabía el choripán de oro de CFK en referencia a Niembro. “Felipe está muy activo con lo de Niembro, el PRO se quedó sin campaña a un mes de la primera vuelta” agregó el Inye.

En ese momento llegó el amigo Sebastián Etchemendy, nuestro invitado estrella, que se lanzó a hablar de empleo.

Habló de la política laboral del período de Néstor, de “restauración” y la de CFK, más compleja, de creación de nuevas leyes, como la de empleadas domésticas (“se tardó 2 años en negociar con las ART para servicio doméstico”) o la del nuevo registro de empleadores.

Con respecto a esa ley consideré que el kirchnerismo destruye a la familia, porque transforma relaciones familiares como la que las señoras tenían con sus mucamas, en relaciones fríamente laborales.

Para Etchemendy la próxima etapa es la regulación más severa de la tercerización, esa que tiene como excusa la "eficiencia operativa". Nuestro Maestro de Luz opinó que la “eficiencia operativa” es sólo un convenio peor, el empleador ahorra porque paga menos. “La eficiencia operativa son los padres” concluyó mientras Sebastián Etchemendy, emocionado, gritaba “¡Eso, eso!” e intentaba abrazarlo sin éxito, por culpa de sus benditos tiradores.

Etchemendy agregó que durante el menemismo se descentralizó el control del Código de Trabajo, por lo que es una tarea muy complicada, dándonos pie para relanzar un viejo proyecto de la MAK: terminar de una vez con el federalismo y volver a un unitarismo práctico y eficaz.

Sin Dani, Interrumpidor Oficial de la MAK, y con Matías, su joven Padawan, algo cansado, nadie tuvo la elemental cortesía de interrumpir a nuestro invitado, como señala una de las más tenaces tradiciones makistas. Fue en ese momento que Contradicto, Nuestro Hombre en Atenas, decidió tomar la posta y hablarnos de las negociaciones entre Grecia y la Troika europea. “La reunión con los europeos fue el submarino de Syriza”. Nuestro Maestro agregó: "el Chapadmalal de Tsipras”.

“Es extraño que no entendieran a quien tenían delante. Pedían condonación de deuda y quedarse adentro, algo inaceptable, pero salirse del euro hubiera sido un caos para Europa. Ahí tenían una carta que no jugaron”, agregó Contradicto mientras, envalentonado, tomaba el vino de ferretería directamente del cartón. Nuestro Maestro aprovechó la pausa para decir que además, Tsipras contaba con apoyos inesperados, como Obama, la OTAN o el Secretario de Defensa, preocupados por la posibilidad de que se vayan.

“También tenía el apoyo de Putin y el Primer Ministro italiano”, agregó el Contradicto mientras se limpiaba la boca con la manga de la camisa. “Pero ganó Merkel. Tsipras va a ganar las elecciones pero no tiene futuro, como tampoco su ala izquierda.”

Para nuestro Maestro de Luz, “quién sale del euro se inmola” (“¡Es Duhalde!” gritó el Contradicto, subido a un bafle). Nuestro Maestro opinó que hubiera jurado que lanzarían una especie de Patacón (“El Cretense”, acotó Lauravi, para demostrar que estaba atenta).

Según el Contradicto, los europeos no comprenden quién es el adversario. “El adversario no es Alemania, sino el capital concentrado”.

“Ojo con los supuestos izquierdistas” aconsejó el amigo Etchemendy y nuestro Maestro de Luz recordó a Felipe González, entusiasta de la “modernización” de España.

“España bajó 25% los salarios, sin represión (“Blood is a big expense” diría Solozzo)”. “¡Menem lo hizo!” volvió a acotar Lauravi para demostrar que la acotación anterior no fue casual. “Sí, pero antes hubo dictadura y después híper. En España no tuvieron nada de eso. Lograron imponer resignación”.

Fue entonces el turno del gran Barban, Nuestro Hombre en Brasilia (a esta altura de la crónica tengo que confesar que fue una MAK ONU).

“Brasil apostó al shock de confianza, a la tasa de interés por encima de la inflación y al atractivo de la marca país en lugar del consumo interno, como Argentina. Es mucho más débil, dependes de la volatilidad del mercado.”

“Néstor y CFK hicieron un gran descubrimiento: con coherencia política podés mantener el 30% de los votos, eso te permite resistir y de ninguna manera hay que rifarlo frente al canto de las sirenas del todos juntos. Dilma y Bachelet están en una situación límite, CFK no. Por eso Scioli no debe intentar diferenciarse de CFK sino recordarle a la gente el gobierno que hicimos. No tiene que cometer el error de Al Gore que no entendió que el éxito de su campaña era Clinton (lo más parecido a lo que llamamos populista) y no diferenciarse. Al Gore cayó frente al canto de las sirenas del todos juntos

El Inye acordó con Barban y opinó que es la decisión acertada para Scioli, “básicamente porque el sciolismo no existe”.

“Ojo, Scioli lleva a Bein, que al lado de Melconian es Kunkel pero definitivamente no es Axel”, concluyó nuestro Maestro de Luz, para dejar en claro que un kirchnerista nunca deja pasar una preocupación sin hacerla suya.

Foto: a la salida del Círculo Salvavidas, nuestro Maestro de Luz Elbosnio (en el centro, con capa makista y collar de fideos) conversa con Sebastián Etchemendy (con el MAKnual en la mano), precedido por Barban, Contradicto y el Inye.

Detrás, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, Osky, el Cirujano y la Doctora, el amigo Bigote, Omar, Niqueco, Matías, el Canilla, Las Pornógrafas y Diegohc, Miunicoheredero, Contradicto (con un tetra vacío en la mano), Lauravi, Nagus, Gerardo Yomal, Ale el Psicólogo de la MAK, Pat Malanca, Pura Magia, el Tachero y la Princesita y varios miles de comensales cuyo nombre no recuerdo.

A mí ni me busquen. Ya no alcanza ni para pagar el BODEN 2015, mirá si vamos a tener plata para un fotógrafo. La foto la tuve que sacar yo con la Kodak Fiesta que me regaló el Credicoop para cubrir el XX Congreso del PCUS.