Imaginemos que nuestra libertad se jugara a un “cara o cruz”.
Las consecuencias serían importantes, pero de nada serviría dedicarnos la vida a pensar por qué apostamos a cara y no a cruz, ni qué cosas hicieron que saliera cruz o cual fue nuestra responsabilidad en que saliera cara.
Para los que sienten un interés particular por la política hay una antigua analogía, de varias semanas, que nos ayuda a colocar nuestra situación en perspectiva porque la ejemplifica siendo nosotros parte de la mayoría sin convicción.
Las elecciones presidenciales, al menos en la Argentina, podríamos analogizarla (permítaseme el neologismo de analogizar) como la elección del menú escolar para nuestros hijos.
Nada mas importante que la salud de los chicos. No hay padre que no someta a su propio hijo a serios maltratos por defender su salud.
Como ocurre en política, podríamos decir que casi todos coincidimos en que la salud de nuestros hijos es importante.
Con menos énfasis, afirmaríamos que la alimentación sana tiene alguna relación con la salud.
Y probablemente muchos de nosotros no nos atreveríamos a confesar que, aunque importante, el tema del menú de nuestros hijos está lejos de interesarnos como para dedicarle demasiados bits & bytes al asunto.
Hay padres que sí le dedican tiempo y foco. De esos hay varios grupos según sus conclusiones, ideológicas y técnicas. Estarán los bio, para quienes la trazabilidad del alimento asegura la salud: estarán los veganos, que intentan interrumpir la cadena del crimen del carnicero a nuestra prole; los prácticos, que afirman que la sofisticación del menú los encierra en una pecera; los ecónomos para quienes disminuir la cuota es también salud.
Pero la gran mayoría navegará sin mucha convicción sobre todo esto, solo compartiendo con los demás la importancia de la salud, la importancia de las finanzas, la importancia de mantener la practicidad de todo y por supuesto la importancia de no irse hacia ningún extremo.
Compartiendo todo, aún entre quienes no comparten nada, esa poderosa mayoría no tendrá (no tendremos) la menor idea de qué corno elegir y ningún tapujo en cambiar de opinión semestre a semestre.
Como ocurre con la mayoría gemela en política, esta “mayoría parental no alineada” (MAPANA por sus siglas en inglés) no poseemos convicciones personales ni opinión fundada sobre el tema, solo coincidimos en que es un tema muy importante y que bajo ningún concepto nos animaríamos a confesar que no nos interesa dedicarle demasiado esfuerzo.
(El uso de la expresión “esto que es de mi interés no me interesa” debería ser de práctica obligatoria en las escuelas. Su prohibición moral nos lleva a construir argumentaciones filosóficas helicoidales y a sostener situaciones embarazosas, inútilmente).
Por todo esto los MAPANA buscamos alguien en quien confiar. Alguien que nos inspire confianza, lo que significa que creamos que no envenenara a nuestros hijos pero, igualmente importante, que confiemos que defenderá su posición cuando algún otro venga a acusar de asesinos a quienes la hayan propuesto.
Ningún MAPANA quiere quedar expuesto a tener que argumentar su elección porque eso lo llevaría a tener que confesar la cláusula de desinterés por el interés. Por eso es clave que quien le haya servido de “master” dé luego la cara cuando corresponda defender la posición y ademas que logre un razonable éxito numerario.
Un verdadero MAPANA teme mas quedar en una incomoda minoría que en un decisión errada pero general.
Como los MAPANA somos una fuerte minoría, por no decir más, nuestra inestabilidad en las decisiones se transmite a la elección del menú del colegio. Elección que oscila siempre y mucho.
Porque un MAPANA no pasa de un casillero al otro, de vegano un año a ovo-lacto-vegetariano por ejemplo.
Sin convicciones nuestra opinión da saltos de golondrina migratoria. Podemos pasar de comida raw un año a comida light con agregado de productos inminizantes fabricados por Boehringer para terminar en la dieta de neandertal. Nuestros saltos tienen la libertad de quien no padece las ataduras de la reflexión propia.
Solo dependerá de la capacidad de predica de cada grupo de opinión con la ayuda de algún anuncio de ultimo momento como si justo una semana antes un chico de otro colegio se envenenó con comida vegetariana o un noticiero anunció el peligro del salmón, que no se importa pero envenena.
Quienes no tenemos convicciones sobre un tema ni el carácter para sostener en publico que ese tema no nos despierta el mas mínimo interés, nos escondemos detrás de la estrategia del MAPANA.
Nuestras elecciones están basadas en el temor a quedar defendiendo algo indefendible o una posición que nos obligue a argumentarla. Por eso podemos cambiar de opinión pero siempre pasaremos de la opinión de un grupo de amigos a la opinión de otro grupo de amigos. Siempre adoptaremos la opinión de un grupo que consideremos fuerte y numeroso como para defenderlas o a lo sumo no tener que defenderlas nosotros.
Las ataduras son con los grupos, no con las ideas.
Por eso si los BIO quisieran lograr que sus compadres elijan BIO, no es llenándolos de reportes médicos sino mas bien cayendo simpáticos. Si los BIO juegan al fútbol con los padres y se van de camping, son “gente como uno, confiable”, lograran persuadir a los demás de elegir un menú BIO probablemente sin que nadie sepa qué es. Porque el menú BIO es elegido por ser el menú que recomiendan esos padres BIO
“Yo para mi hijo quiero la comida que elige un tipo como Nagus, que parece tan saludable” diremos (¿Nagus saludable? Nota del editor) .
Si los BIO se vuelven fanáticos que solo hablan de nutrición, nadie querrá pasar sus hijos a ese menú. Porque es el menú de los fanáticos.
Sobre nuestras elecciones tendrá mas impacto un gracioso que se burle de los veganos o un simpático que diga “Freddy es mas infeliz que un tipo que come comida bio” que tener un padre investigador del Conicet en nutrición que nos traiga sus conclusiones.
Si la elección terminase siendo por “hamburguesas caseras” provistas por Goodmark, de nada serviría una autocrítica del grupo vegano focalizada en nutrición.
No “fallaron” por errores en su explicación sobre los beneficios de la comida vegana, ni fallaron porque la comida vegana quizás no sea la propuesta correcta de alimentación sino más bien porque tal vez no entendieron a los MAPANA.
Si se quisiera analizar por qué los MAPANA eligieron algo y no otra cosa, habría que focalizar sobre qué padres asistieron mas a las cenas de camaradería, que noticias salieron en los diarios, etc..
No porque la elección sea cosa seria para los veganos, lo es para los MAPANA.
Las elecciones de los MAPANA no tienen esa profundidad. Un día antes habríamos elegido pizzas, dos días después comida row o freegana.
Solo amerita analizar qué simpáticas tertulias faltaron hacer, qué padre no fue lo suficientemente graciosos en los asados, etc... Porque en ese plano se da la elección.
(*) En la foto lo vemos al Gral. Susvin predicando en el colegio de sus hijos a favor de la dieta de neanderthal